A mi me gusta vivir con la poesía en el alma para no dejar morir la inspiracíón de mi ser y tampoco el deseo de volar en los cielos del amor a sembrar silenciosamente el rocio de la victoria y de la felicidad. A mi me encantan las historias de redención llenas de lágrimas, luchas, secretos revelados, superaciones, demonstraciones de fe y descubrimmientos. Además, a mi encantan oír y leer sobre los ejemplos de situaciones donde surgieron las respuestas para los cuestionamientos más inquietantes, las percepciones de la verdad más profundas, los consuelos perfectos en los corazones de los hombres que almejaran la justícia, los milagros más sublimes y los grandes siñales para aquellos que viveran como servidores fieles del Dios Eterno. Pues ¿cómo no me emocionar con las enseñanzas que Job obtuvo del Altísimo en el desierto pasajero de su condicón existencial marcada por el sufrimiento? Pienso que sólo así, o sea, con estas certezas íntimas, yo podré disfrutar de lo mejor de la vida sin desfallecer, sentiendo toda la belleza y los olores de la naturaleza pulsando en mi corazón, y dejando que el amor de Dios me pueda mostrar el esplendor de su verdad eterna y indestructible de las maneras más sorprendentes y inexplicables. Es la verdad santa de Jesuscristo, por tanto, la única que es fuerte para abrir un glorioso camino de salvación, esperanza y liberación bajo un arcoíris donde prevalece la paz contra todo el imperio de la muerte con sus terribles llamas de destrucción.