"Los secretos y enigmas de nuestros corazones a veces permanecen cerrados para nosotros mismos, haciendo que olvidemos quién de hecho somos mientras somos confrontados por los desafíos de la vida. Generalmente, sólo aprendemos a tener discernimientos más nítidos cuando pasamos por vivencias no siempre apacibles, vivencias que hacen que corrijamos los nuestros errores y cambiamos los nuestros caminos. Cabe, entonces, a cada uno de nosotros encontrar las respuestras para las nuestras preocupaciones o hasta para las nuestras preguntas de orden metafísicas; bien como también una razón para el nuestro existir en ese mundo tan envolucrado de inexorables luchas, pero probables de seren, cada una en su tiempo, superadas por nuestros esfuerzos personales, principalmente cuando tenemos la fuerza de la fe en el transcendiente y en el divino que desea vivir para siempre en nuestros corazones."